Un calero (karobia en euskera) es un horno de piedra construido en el monte, que se utilizaba para producir cal a partir de roca caliza mediante su calcinación, según la siguiente reacción química:
CaCO3 (roca caliza) + calor → CaO (cal viva) + CO2 (dióxido de carbono)
A la cal viva se le añadía agua para obtener cal apagada:
CaO (cal viva) + H2O (agua) → Ca (OH)2 (cal apagada) + Calor
Los hornos de calcinación consisten en un pozo cilíndrico con una boca en su parte inferior por donde se metía la leña sobre la que se colocaban los fragmentos de roca caliza. A la boca se llega a través de una rampa. Era necesario que entre las piedras quedaran huecos por los que pasaran el aire y las llamas. La calcinación duraba dos o tres días. En las primeras horas salía mucho humo blanco mientras las piedras desprendían toda su humedad. Debía alimentarse el fuego de forma continua con leña de alto poder calorífico (argoma, haya, roble, encina). Según aumentaba la temperatura en el interior del horno, las piedras se volvían rojizas y el humo comenzaba a salir más negro. La calcinación de la piedra se producía a una temperatura de unos 900º C. Una vez que se alcanzaba esa temperatura bastaba con extraer las cenizas e introducir más leña. Durante la noche, la gente se reunía en torno al horno de cal en ambiente festivo. Al tercer día se dejaba de alimentar el fuego y se tapaba la boca del horno, dejando una pequeña abertura. Así cerrado se mantenía el horno para que se fuera enfriando lentamente a lo largo de varios días. Se sacaba la cal por la parte superior del horno. Si las rocas se rompían fácilmente era señal de que la cal se había cocido bien. El rendimiento en peso de cal era del 60-70% de la roca caliza. Para ser utilizada la cal viva se apagaba con agua para convertirla en cal apagada.
- Por su poder cáustico, como repelente para evitar que los insectos suban por el tronco a los árboles frutales y para sanar las heridas de poda. Se aplicaba la cal con una brocha.
- Por su poder desinfectante, para curar las heridas de las patas del ganado y sanear los establos.
- Corrección de la acidez de algunos suelos agrícolas.
- Conservante de huevos.
- En los usos actuales del cemento en los edificios. Se producía un mortero o argamasa (cal muerta) en el que se mezclaba cal apagada con arena y agua.
Como mortero, la cal reaccionaba con el dióxido de carbono atmosférico, dando lugar a una capa de gran dureza, según la siguiente reacción química:
Ca (OH)2 (cal apagada) + CO2 (dióxido de carbono) → CaCO3 (roca caliza) + H2O (agua)
En el archivo municipal de Areatza hay una referencia del año 1772 del funcionamiento de este calero. Se construyeron numerosos caleros en el País Vasco a partir del siglo XVIII para producir cal destinada a la corrección de la acidez de los suelos para la producción de maíz. En el siglo XX la producción industrial de cemento sustituyó a la de cal obtenida en estos hornos.
Localización del calero. Pinchad en la imagen para verla más grande.
1 comentario:
Muy didáctica la entrada, con las reacciones básicas del proceso. Aquí por La Rioja he encontrado un buen número de caleras que no están restauradas como esa que muestras, al principio no tenia ni idea de que se se trataban, veía agujeros desmoronados y colonizados ya de vegetación que no se correspondían con ninguna forma erosiva o geomorfológica. En las menos aparentes la clave para identificarlas como caleras y no otra cosa (neveras o "raras" dolinas) es que en algunas paredes internas aún quedan capas de roca y arena como "vitrificada" producto de esos 900 grados que debía alcanzar el horno. Por si ves otras menos aparentes que la que muesras en la fotografía, creo que esa es una buena pista.
Un saludo,
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