Esta fotografía del 4 de junio de 2012 del río Nervión aguas abajo del puente de Ariz, en Basauri, nos da una idea de las apoteósicas obras de canalización que se realizaron en el río Nervión y sus afluentes tras las inundaciones que se produjeron a finales de agosto de 1983 tras las lluvias de una gota fría que duró varios días. Solo el 23 de agosto de 1983 se acumularon 252 litros de lluvia por metro cuadrado.
Las obras de canalización que se desarrollaron a lo largo de los siguientes meses modificaron de forma radical el cauce de los cursos fluviales del Macizo de Gorbeia vizcaíno. Cambios irreversibles que condicionarán para siempre la biodiversidad que puede asentarse en ellos. Imaginemos los camiones y las excavadoras ejecutando obras como la que mostramos en este vídeo. Los frezaderos de los peces quedaron arrasados.
Solo las cabeceras de los arroyos se libraron de las obras de canalización. Otro es el principal problema que sufren estos cursos fluviales: los arrastres de tierras desde las matarrasas. Tras cortar a hecho las parcelas plantadas con Pino de Monterrey (Pinus radiata) es habitual que grandes cantidades de tierra sean arrastradas por el agua de lluvia desde el terreno desnudo hasta el cauce de los ríos. Las arcillas y limos, de granulometría muy fina, rellenan los espacios vacíos entre los granos de arena y grava, de granulometría más gruesa, en las zonas que escogen las truchas como frezaderos. En la fotografía, arrastre de tierras desde una matarrasa en el municipio de Zeberio.
La prueba de que este fenómeno está generalizado en la zona es el hecho de que durante los muestreos mediante pesca eléctrica apenas se registran alevines pequeños de trucha en los ríos. Las truchas que hay en el río proceden de las sueltas que se realizan con ejemplares procedentes de centros de cría, que bien se liberan con la talla necesaria para cumplir con el requisito de talla mínima para su pesca o con una talla de más de 10 centímetros. Esa es la razón de la práctica ausencia de alevines pequeños en nuestros ríos. Nada de esto tiene que ver con las crecientes poblaciones de Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) y Garza real (Ardea cinerea), que simplemente se alimentan de las truchas que las administraciones públicas liberan en nuestros ríos con la intención de satisfacer la afición de los pescadores deportivos.
No debemos confundir un río natural donde las truchas consiguen reproducirse en sus frezaderos con un cauce fluvial canalizado y con un fondo cubierto de arcillas donde no existen las comunidades de invertebrados acuáticos que sirven de alimento a las truchas. En estos cauces degradados podemos liberar las truchas de una piscifactoría como las de la fotografía superior, pero en cuanto a su funcionalidad ecológica en nada se parecen. Solo los ojos de los que no ven más que peces en el agua pueden no darse cuenta de ello. Echar la culpa de la falta de truchas a sus depredadores naturales es lo más fácil a la vez que un completo error.
2 comentarios:
Me sumo a tus críticas y a animar a los científicos de la UPV/EHU a ejercer su libertad de cátedra. Lo que sigue pasando en los ríos vascos es una barbaridad (como bien se ve en tus fotos) que debe publicarse. Los ríos, arroyos y humedales son de interés público (como todo el medio ambiente), y los estudios científicos sobre ellos se realizan con financiación pública (UPV/EHU, BFA/DFB y EJ/GV), por lo que deberían tratarse con completa transparencia y ser colgados en las páginas web oficiales.
También animo a los miembros de las administraciones a que se hagan cumplir las leyes que protegen estos hábitats tan vapuleados: Ley de Aguas, Ley de Pesca Fluvial, Normas Forales de Montes, PTS de ríos, PTS de Humedales, Ley de Conservación de la Naturaleza, Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, etc, etc.
Y, en general, animo a todas las personas sensibles a denunciar todas estas infracciones e impunidades: 112
Si seguimos permitiendo que la conservación de un bien de interés general tan impoirtante como es el medio ambiente, esté supeditado a unos intereses particulares, seguiremos siendo una república bananera sin ningún futuro saludable para nuestros hijos y nietos.
Eneko.
Así me gusta, Eneko.
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