Como se puede leer en un panel junto a la ericera de la fotografía: Hasta tiempos aún no muy lejanos, las laderas de nuestros montes estuvieron poblados por robles y castaños, hasta una altura de unos 600 m. Durante siglos, hasta bien entrado el s. XX, la castaña constituyó un alimento fundamental, sobre todo en las casas humildes. Según testimonios recogidos de gentes de la zona y que hacen referencia a las primeras décadas de aquel siglo, "los pudientes, en las cenas, antes de las castañas solían tomar caldo o algún otro alimento; los pobres, las más de las veces, sólo castañas". Estas han sido consumidas en forma de pan, potaje, etc, si bien últimamente cocidas y sobre todo asadas. La recolección de la castaña, así como la de otros frutos, se realizaba fundamentalmente en octubre, de ahí que a este mes se le llamaran "Bildilla", de "bildu" e "illa", mes de recoger, de allegar. Una vez vareados los castaños, los erizos se recogían a un cesto, empleando para no pincharse las manos con las púas de los mismos, unas tenacillas hechas con fleje de castaño, que llamaban "Ugelexue", "Txubelexue". Estos cestos eran luego vaciados dentro de uno corros de piedra seca (sin masa), de forma por lo general circular u ovaladas, construidos en los mismos castañales. "Kirikiñausie" los llaman en Orozko. "Kirikiño esie" también en Zeanuri. Durante el último tercio del siglo XIX y el primero del XX la enfermedad de la tinta del castaño (Phytophthora cinnamomi y Ph. cambivora), seguida posteriormente por la del chancro (Endothia parasitica) acabaron con gran parte de los castaños del País Vasco. En la fotografía, una ericera restaurada en Kutxinarriaga, cerca de Usabel, municipio de Orozko (Bizkaia).
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