El siglo XX fue nefasto en lo que respecta a la conservación del bosque autóctono de la parte vizcaína del Macizo de Gorbeia. Durante los primeros 50 años el carboneo intensivo hizo el principal daño, como dejó escrito el botánico Emilio Guinea. En su libro "Vizcaya y su paisaje vegetal" aparece publicada una fotografía tomada el 25 de julio de 1948 en la que se ve el hayedo ya muy deteriorado por el carboneo de la cabecera del barranco de Lanbreabe, junto al embalse de Iondegorta, municipio de Zeanuri (Bizkaia). En el mismo año se produjo el que ha sido considerado el primer acto ecologista en el País Vasco y en España: Ángel Sopeña, en nombre de la Delegación Regional de Montaña, dirigió un escrito a la Diputación de Bizkaia, en el que se quejaba de la tala de especies forestales frondosas en Andramariortu, Atxulaur y otros lugares y del contenido monoespecífico de las repoblaciones forestales en base al Pino insignis. De nada sirvió. Los alcaldes franquistas, la diputación y los ingenieros de montes del ICONA (paradójicamente, Instituto para la Conservación de la Naturaleza) consiguieron acabar con la mayoría de las hayas, robles, tejos y otros árboles en los años que duró la Dictadura de Franco, dejándolo reducido a plantaciones forestales de coníferas exóticas. En la fotografía, hayedo-robledal de Altube, municipio de Amurrio (Araba).
Sin embargo, en Álava actualmente los hayedos (Fagus sylvatica) son los bosques principales y ocupan amplias extensiones, principalmente en la cabecera del río Altube, cuyo hayedo-robledal tiene una extensión de unas 2.000 hectáreas, lo que supone una décima parte de la superficie protegida por el Parque Natural. El robledal (Quercus robur), propio de las zonas más bajas, cuenta con diversos bosques en el extremo meridional y occidental, muchas veces mezclado con el hayedo como sucede en parte del bosque de Altube. En algunas zonas, como Padurabaso, se conservan retazos de robledal albar (Quercus petraea subsp. petraea). En otras zonas, por ejemplo en la cuenca del río Arratia y en Barazar, las plantaciones de coníferas han sustituido casi completamente al robledal. Entre estas plantaciones destacan las de Pino de Monterrey (Pinus radiata), pero también las de Pino laricio (Pinus nigra subsp. laricio), Ciprés de Lawson (Chamaecyparis lawsoniana), Alerce japonés (Larix kaempferi) y otras. Para saber más sobre la gestión forestal realizada en Bizkaia, véase mi artículo "Gestión forestal y conservación de la biodiversidad en Vizcaya", publicado en el año 2007 en la revista Quercus y el libro "Los bosques de Bizkaia". En las zonas bajas de la vertiente mediterránea, por debajo de 900-1000 m, se encuentran amplias superficies de marojal (Quercus pyrenaica) y de plantaciones forestales de Pino silvestre (Pinus sylvestris). La vegetación actual en las zonas más altas está constituida por grandes extensiones de pastizales montanos y matorrales. Los brezales-argomales-helechales son los matorrales más frecuentes y cubren grandes extensiones en el dominio de los bosques caducifolios. La mayor o menor cobertura de cada uno de estos matorrales depende del grado de acidez del suelo y del manejo: quemas, pastoreo y siegas. Sobre los suelos más pobres y ácidos dominan los brezos (Calluna vulgaris, Erica vagans, Erica cinerea y Daboecia cantabrica) y el helecho común (Pteridium aquilinum), que en muchas zonas ha sido favorecido mediante siegas. En los suelos mejor conservados, en una etapa más avanzada en la sucesión hacia la vegetación forestal permanente, dominan los argomales (Ulex gallii y U. europaeus). En la fotografía, trozas de Alerce japonés apiladas en Saldropo, municipio de Zeanuri (Bizkaia).
En las crestas de los montes silíceos se localizan grandes extensiones de brezales-argomales-helechales que, a pesar de la fuerte carga ganadera que soportan, los ganaderos no consiguen transforman en pastizales debido a la pobreza del suelo. Los brezales altos de Erica arborea constituyen zonas arbustivas que forman la etapa de sustitución inmediatamente posterior a la destrucción del hayedo. Sobre suelos silíceos la quema y el pastoreo extensivo en los brezales-helechales-argomales provocan su transformación en pastizales de Agrostis curtisii. Estos pastizales cubren amplias superficies en los montes Gorbeiagane y Oderiaga, donde las duras condiciones climáticas les imprimen un carácter permanente. En suelos calcáreos son más frecuentes las praderas montanas de diente constituidas por céspedes rasos pastados desde la primavera al otoño por rebaños de ovejas y, en menor medida, por ganado caballar y vacuno. Al pie de algunos montes calizos se forman canchales, principalmente en Itzina y Aldamin. Sobre los suelos esqueléticos de las montañas calizas se desarrollan los pastos petranos. Los roquedos de las montañas calizas, al igual que los canchales y los pastos petranos, se caracterizan por una baja cobertura vegetal, principalmente herbáceas de montaña. En la fotografía, Itzina, Arraba e Igiriñao desde cerca de la cumbre de Gorbeiagane, Zeanuri (Bizkaia).
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