Extraigo varios párrafos referidos a los nombres vascos de persona que propuso Sabino Arana y algunos textos de la discusión posterior sobre los mismos, todos ellos incluidos o referidos por Mikel Gorrotxategi Nieto, secretario de la Comisión de Onomástica de la Real Academia de la Lengua Vasca / Euskaltzaindia, en su artículo "Nombres vascos de persona en España 2000-2017", publicado en el año 2019 en el número 25 de la revista Moenia.
Sabino Arana, político fundador del EAJ / PNV, publicó en el año 1897 Egutegi Bizkaitarra, "trabajo fundamental para entender de la situación onomástica actual", donde "...propuso un santoral totalmente nuevo en el que, excepción hecha de un puñado de nombres (Ander, Andolin, Andoni, Mikel, Unai...), el resto son recreaciones suyas, tal y como él mismo explica en su introducción. Para crear los nombres partió de los originales y les aplicó las leyes fonéticas que consideraba correctas. De este modo, dejó a un lado Peru, Petri, Peio y otras formas derivadas del latín Petrus, y creó Kepa, derivándolo del arameo Kephas. En segundo lugar, de Kepa creó Kepe, ya que consideraba que los nombres de mujer debían terminar en -e (Ane, Edurne, Julene...), excepto Miren por ser "el nombre de la Virgen".
Es claro que el objetivo de este Santoral era político y estaba ligado a la creación de un estado vasco independiente; por eso, Sabino intentó crear una nueva tradición separando la onomástica vasca y la castellana. Estaríamos, pues ante un caso de invención de la tradición...En su introducción dejó bien claro que él era el autor de las mismas, algo que fue remarcado en la posterior edición del Santoral Vasco de 1910.
Hay que tener en cuenta la época en la que nació y vivió Arana, la del surgimiento de los grandes nacionalismo europeos, y en Euskal Herria la pérdida de los Fueros, con sus consecuencias sociales y el nacimiento del nacionalismo vasco. Este Santoral no tuvo un éxito inmediato. Por una parte, con contadas excepciones, la Iglesia no lo admitió hasta 1911. Por otra parte, los nombres nuevos eran totalmente desconocidos, y en muchos casos, chocantes, Keltsa o Generosa como nombres de varón eran, creo yo, turbadores. El autor, con todo, era consciente de este hecho:
En 1910 Koldo Elizalde, que sería uno de los fundadores de Euskaltzaindia / Real Academia de la Lengua Vasca, realizó una nueva edición, que fue publicada por el Partido Nacionalista Vasco y que dio alas a estos nombres. Sin embargo, hay que recordar que el santoral en cuestión recibió fuertes críticas por parte de Resurrección María Azkue, que fundaría en 1919 y presidiría hasta muerte, la Real Academia de la Lengua Vasca, tal y como reflejó la prensa de la época. Estas críticas aparecieron a finales de 1911, fueron respondidas por K. Elizalde, y finalizaron a petición del Prelado diocesano. Hay que recordar que Azkue era sacerdote. Posteriormente, en 1933 la discusión se reactivó entre Azkue y Seber Altube dentro ya de la joven Academia, aunque trascendió a la prensa.
En Acerca del Santoral Vasco,
El Santoral de Sabino. El listado de nombres de Sabino incluye algunos tan conocidos como Iker, Ane, Agurtzane, Kepa, Elene, Josu, Josune, Jon, June, Gorka, Gaizka, Iñaki, Imanol, Danel...Además, los vascos impusieron con regularidad el final en -(n)e para creación de nombres femeninos, y surgieron algunos tan sonados como Oihane (Selva), Udane (Verano), Haizene (Viento), Janire o Zuriñe (Blanca).
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