Un grupo de cinco 5 ciervas (Cervus elaphus) con crías pasando con precaución un cierre forestal en Orozko (Bizkaia) el 9 de febrero de 2017. Los cierres perimetrales que se instalan alrededor de las plantaciones forestales no son barreras infranqueables para los ciervos y los corzos. Todos los animales están acostumbrados a ellos y tienen bien elegidos los puntos por donde pasan de un lado a otro. Estas ciervas con sus crías ya muy grandes no habrían quedado tan expuestas ante mi presencia si no hubiera sido por el cierre forestal que tenían que salvar. Un minuto largo de decidir qué hacer.
Si no hubiese estado ahí ese cierre, apenas habría podido verlas trotando unos pocos segundos, como me ha sucedido muchas otras veces. Un minuto que podría haber resultado fatal ante un predador natural o un cazador.
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