Epipactis viridiflora es una orquídea muy escasa en la Península Ibérica, donde, según la web Anthos, solo se conoce de 8 localidades: 4 en Navarra, 2 en Álava, 1 en Gipuzkoa y 1 en Bizkaia. Tomé estas fotografías en la población vizcaína, descubierta en 1998, a donde me guió mi amigo Joserra Undagoitia. En el año 1998 Carlos Enrique Hermosilla y Jesús Sabando dieron a conocer esta población en el artículo "Notas sobre orquídeas (V)", publicado en la revista Estudios del Museo de Ciencias Naturales de Álava. Encontraron 2 ejemplares en un hayedo del barranco de Lanbreabe el 30 de agosto de 1998 mientras C. E. Hermosilla, J. Fernández, A. Letona y J. Sánchez buscaban hongos, cuando descubrieron "dos únicos ejemplares: uno de ellos con apenas un fragmento de tallo y dos hojas -devorado por las vacas- y otro, herborizado antes de que sufra ese final, perfectamente en flor, aunque con signos ya de vejez, que han motivado que no se fotografiara en esta ocasión. El ejemplar florido no presentaba tonalidades violetas".
A diferencia de Epipactis helleborine, tiene hojas distanciadas, de una longitud parecida a la de los entrenudos; las basales a menudo oval-lanceoladas, pequeñas, y las superiores lanceoladas, poco o nada amplexicaules. E. helleborine tiene las hojas mucho más largas que los entrenudos; las basales orbiculares o anchamente ovadas, y las superiores ovado-lanceoladas, a menudo netamente amplexicaules. En las "Claves ilustradas de la Flora del País Vasco y territorios limítrofes" aparece con el nombre de E. purpurata. Según Flora iberica, vive en hayedos, abetales y sus orlas, de ordinario en situaciones protegidas, en substrato silíceo, profundo, humífero y húmedo, donde florece entre julio y septiembre a una altitud de entre 600 y 1200 metros. Tomé estas fotografías el 21 de agosto de 2016, cuando vimos 6 ejemplares florecidos.
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