Este dibujo que he preparado explica el modo de obtención de "corvatones" o curvatones para la construcción naval, que sería el origen de los árboles trasmochos, según lo dicho en "El origen de los árboles trasmochos". Tambien el historiador Juanjo Hidalgo nos habló de Villarreal de Berriz. Su principal obra publicada puede descargarse de Google Books.
El industrial e ingeniero vasco Pedro Bernardo Villarreal de Berriz (1669-1740) nació en Mondragón (Gipuzkoa) y murió en Lekeitio (Bizkaia). En Lekeitio vivió la mayor parte de su vida y llegó a ser su alcalde por tres veces. Es conocido principalmente por su libro Máquinas hidráulicas de molinos y herrerías, y govierno de los árboles y montes de Vizcaya, publicado en Madrid en el año 1736. Por lo tanto, es un libro anterior a la Ordenanza General de Montes y Plantíos de 1748 del Reino de España y de su equivalente del Señorío de Vizcaya de 1752. Villarreal de Berriz era de familia noble y se educó primero en el colegio de los jesuitas de Bergara, luego en Pamplona donde estudió Filosofía y finalmente en Salamanca donde estudió leyes, siendo pariente suyo el catedrático de la universidad salmantina. En la fotografía, tomada el 10 de enero de 2015 en el Museo Oceanográfico de Santander, un curvatón obtenido gracias a los árboles trasmochos con horca y pendón.
Villarreal de Berriz explica en su libro que son el Roble (Quercus robur) y el Castaño (Castanea sativa) los árboles plantados en los montes de Bizkaia hacia el año 1736: "Esta observación es muy util para Vizcaya, porque los arboles más estimados, y de más provecho de sus Montes, son el Roble, y el Castaño, de tal manera, que apenas se procura criar otros arboles; y con razon, porque sobre traer castaña, y bellota, tienen buena madera, y tabla para fabricas de casas, y Navios, ademas de carbon". Es decir, que posibles robles y castaños supervivientes con una edad de unos 300 años bien pueden haberse criado en vivero y plantado cuidadosamente allí donde están.
Villarreal de Berriz en el caso del Castaño recomendó que tras sembrar las castañas "como para poner puerros" en el vivero, los plantones se debían sacar para su plantación en el monte cuando tuvieran una altura suficiente como para poder desmocharlos a una altura de 220-247 cm: "y quando se sacaren los plantios, se les cortaran las cabezas en 8 o 9 pies de alto". Recomendó marcos de plantación de unos 10x10 m, aunque explica que eran comunes marcos de plantación menores: "El intervalo que deben tener, es 40 pies, y quando la tierra fuere flaca, u de cerro alto, se pondrán a 35 uno de otro: lo común es, ponerlos mas justos, que es un yerro grande, pues sobre el mayor coste de poner mas plantío, estando juntos, no tienen el succo necessario, y solo traen fruta en las puntas que descubren el Sol, y estando en debida distancia, la dan en toda la copa..."
En cuando al Roble, Villarreal de Berriz escribió que era "muy estimado, por ser el material principal para fabricas, mas solido que el Castaño, y que resiste más a todo peso, y fuerza de maquinas, y se hacen muy grandes." En el vivero se debía hacer igual que en el caso del Castaño, pero para su plantación en el monte se debían usar marcos de plantación menores, de unos 8x8 m: "El Roble viene en qualquiera parte, por ser arbol menos delicado que el Castaño. La distancia en que se deben poner en el Monte, es a 30 pies, y a lo menos 28 y no mas juntos, porque medraran poco, y traeran poca rama". Respecto de los retrasmoches para la obtención de leñas para la elaboración del carbón vegetal, necesario para el funcionamiento de las ferrerías hidráulicas, escribió: "El modo de podar para carbon el Monte assi puesto, sera de 10 a 10 años, a poca diferencia, los Robles, y de 20 a 20 los Castaños". La protección frente al ganado se realizaba mediante espinos: "Es en valde el plantar, aunque sea con todas estas precauciones, si los plantios no se asseguran con espinos, para que el Ganado no los mueva, y maltrate".
Aunque ya habían pasado casi 250 años desde que Fernando el Católico mandase plantar árboles podados y guiados con horca y pendón, seguían vigentes las "Ordenanzas del Rey, horca y pendon" en los tiempos de Villarreal de Berriz: "Quando a los 20 o 30 años crecieren algo los plantios, debe tenerse mucho cuidado en la primera poda, embiando hombre instruido, que govierne a los trabajadores, para que a los que vinieren derechos, se limpien las ramas mas baxas, y se guien, y a los que hicieren cabeza como Albaca, se les dexe, lo que llaman las Ordenanzas del Rey, horca, y pendon, que es dexar una buena rama acia un lado en angulo recto con el tronco, y otra derecha, o en angulo obtuso, para que tengan curbatones, genoles, o barangas para Navios".
También explica que los árboles trasmochados producen menos madera que los árboles bravos: "Y nadie piense, que por dexar muchos arboles derechos para madera, avra menos carbon, porque se puede observar, que un Roble que no se poda en 100 años que tarda en crecer, quando se corte, dara mas carbon, que si se huviera podado seis, o siete veces, que es lo que puede podarse hasta los 100 años". Según Villarreal de Berriz, el Haya (Fagus sylvatica) por entonces sería un árbol que apenas se empleaba para la obtención de madera para la construcción y la elaboración de carbón vegetal: "es arbol muy estimado para mangos de Herrerias, cuñas, aldabarras, y mazuqueros: naturalmente vienen en Montes muy altos, y frios; y queriendolas criar en baxos cerca de las Herrerias, se logran con trabajo, porque los plantios de bosque prenden poco; lo mejor es criar viveros: unos los ponen con plantios pequeños traidos de las Montañas, a que llaman chirpia, poniendolos en alguna huerta, o tierra fertil: no quiere ser cortada su raiz, quando se planta, y trasplanta, ni cortar las cabezas a los plantios, quando se han de poner en el Monte...y conviene plantarlos luego que se arrancaren del vivero, porque es arbol muy delicado; pero una vez que se logran, crecen aprisa...porque siendo arbol tan melindroso para trasplantado, viene naturalmente con abundancia".
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