La Lavandera blanca (Motacilla alba) es un ave que nidifica en edificios de las áreas rurales y beneficiada por las actividades agroganaderas que han formado la campiña donde vive y donde encuentra el alimento que necesita. De hecho, está ausente de los hábitats menos humanizados. Es una especie propia de pastizales de diente en nuestro entorno, pero que se adapta muy bien a los céspedes de los parques y jardines, donde también buscan alimento sobre las explanadas cubiertas de baldosas o pavimento. Si fuera una especie en peligro de extinción, habría que favorecer los pastizales generados por los ganaderos, los parques públicos que siegan los ayuntamientos y las zonas residenciales consistentes en casas y jardines. Es posible que consiguiéramos convencer a los alcaldes y a los residentes en las urbanizaciones de chalés más o menos adosados de la importancia de mantener los céspedes bien rasurados y libres de pesticidas. Si intentáramos lo mismo con los ganaderos, la respuesta sería bien distinta, ya que entienden que uno de sus principales problemas es precisamente la fauna y flora silvestres con las que, necesariamente, compiten.
Sin embargo, muchas especies de la fauna y flora actual de un territorio como Bizkaia han sido favorecidas por la actividad agrícola y ganadera. Desde los prados de siega y maizales del fondo de los valles hasta los pastizales de las montañas más altas. De hecho, según los mapas de vegetación potencial del País Vasco, prácticamente la totalidad del territorio estaría ocupado por árboles, donde muchas especies, como la lavandera blanca, estarían ausentes o serían muy escasas. A muchos ganaderos y agricultores les falta entender que son una pieza fundamental en la conservación de los hábitats que generaron nuestros antepasados y que ellos siguen conservando gracias a su trabajo.
En la fotografía, un pollo volandero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario