El Corzo (Capreolus capreolus) es un pequeño artiodáctilo en aumento y expansión en el País Vasco, a pesar de la intensa caza furtiva que parece estar sufriendo en la actualidad. Debido a la caza, llegó a extinguirse en el País Vasco durante el siglo XIX. Hasta el año 1985 estaba ausente del Macizo de Gorbeia, según el "Atlas de los Vertebrados Continentales de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa". Por entonces, su caza estaba prohibida y se encontraba localizado en la parte más occidental de Álava y Bizkaia, en áreas limítrofes con Cantabria y Burgos, mientras que en Gipuzkoa su aparición era esporádica, procedentes de las poblaciones de Navarra. Aunque en Bizkaia se realizaron sueltas en Urdaibai y en el monte Oiz de animales traídos desde Francia, seguramente los ejemplares del Macizo de Gorbeia proceden de ejemplares llegados de forma natural durante su rápida expansión. En la fotografía, un macho adulto con cuernas.
Se sabe que el corzo es la principal presa del lobo allí donde cohabitan. Esto ha hecho disminuir los ataques al ganado en algunas zonas donde se asientan manadas de lobos de forma continuada y donde antes faltaban los corzos. En la fotografía, una hembra adulta, mostrando su característico mechón de pelo blanco en la base de la vulva.
Aunque en la bibliografía es común encontrar escrito que el corzo presenta implantación diferida del embrión (por ejemplo, véase el "Manual del Cazador" de la Comunidad Autónoma del País Vasco), en realidad lo que se produce es una diapausa embrionaria. Es decir, el desarrollo del embrión queda detenido unos 170 días, prácticamente desde el momento de su formación, tras la fecundación (meses de julio y agosto). Después de este periodo el embrión continúa de nuevo su desarrollo (a finales de noviembre) a lo largo de un periodo de gestación de 130 días. Este fenómeno ha sido en general confundido con una implantación diferida o retardada del óvulo fecundado, término erróneo que induce a pensar que el óvulo fecundado detiene su desarrollo debido a que no logra la unión anatómica con el útero. En la fotografía, una cría de corzo o corcino.
En la fotografía, grupo de excrementos. El conteo aleatorio de grupos de excrementos en superficies de muestreo previamente seleccionadas es un buen método para estimar las densidades de esta especie y de otras como el ciervo.
En la fotografía, huella de corzo en el barro. Son muy características sus pezuñas muy puntiagudas, fáciles de distinguir de las pezuñas romas de las cabras y las ovejas. Su longitud es de unos 4 centímetros. La longitud de la huella del macho del ciervo es de 8 centímetros y la de la hembra es de 6.
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