El paso de una economía cazadora y recolectora a otra basada en la agricultura y la ganadería se produjo al final de la Última Glaciación, el Würm, hace unos 11.000 años en un territorio llamado el "Creciente Fértil", una estrecha franja delimitada por los montes Tauro y Zagros por un lado y el Desierto de Siria por el otro, en las cabeceras de los ríos que dan lugar al Tigris y al Éufrates. En esa época se produjo un aumento de las temperaturas a la vez que un incremento de las precipitaciones. Lo que significa que el ser humano ha pasado el 99 % de su existencia viviendo en pequeños grupos dedicados a la caza y la recolección, lo que le obligaba a un modo de vida nómada. Tomé esta fotografía en Gallartu, municipio de Orozko.
En el yacimiento de Ganj-Dareh (Irán) se han hallado los restos más antiguos de cabra doméstica, con una antigüedad de unos 9.500 años. Más antiguos son los restos de las primeras ovejas, encontrados en el yacimiento de Zawi Chemi Shanidar (Irak), con una antigüedad de unos 10.500 años. Sin embargo, el primer animal doméstico no fue un animal productivo, sino uno que no lo era y que aparece de forma escasa en diversos yacimientos: el perro, domesticado a partir del lobo. Hasta el año 2009 se reconocía una antigüedad máxima de unos 15.000 años a los restos más antiguos de perros. Sin embargo, en ese año se dieron a conocer unos restos hallados en Bélgica que duplican esa antigüedad. Se desconoce cómo y por qué motivos se domesticaron los primeros perros. Tomé esta fotografía del carnero recién esquilado del rebaño de Emilio Goti en Urigoiti, municipio de Orozko.
Recientemente, las investigadoras Lydia Zapata Peña y María José Iriarte han demostrado, mediante análisis de los restos hallados durante las excavaciones arqueológicas, que la cultura agrícola tiene la misma antigüedad que la pastoril. De la misma época son los granos de cereal y los huesos de los animales domésticos hallados. Hice esta fotografía desde el collado de Ubizear, municipio de Orozko. Al fondo, se observa Sierra Sálvada, también cubierta por la nieve.
Tras domesticarse la mayoría de los animales domésticos actuales (perro, oveja, cabra, vaca, cerdo, gato y caballo) en Asia y el Este de Europa hace 11.000-6.000 años, el periodo Neolítico se desarrolló en el norte de la península Ibérica. Entonces el ser humano roturó e incendió los bosques para generar pastos para ovejas, cabras, vacas y caballos, y construyeron las primeras edificaciones que nos han llegado hasta nuestros días: dólmenes y menhires. Los pastos alpinizados propios de las montañas vascas son ecosistemas artificiales que han beneficiado a especies de aves amenazadas como son las aves rapaces carroñeras (buitre leonado, alimoche común y quebrantahuesos), las chovas piquirrojas y piquigualdas que se alimentan de escarabajos coprófagos y pájaros propios de pastizales como el bisbita alpino y la alondra común. También el lobo ha resultado beneficiado por la actividad pastoril y aunque en la actualidad muchas de sus presas son silvestres (jabalíes, ciervos y corzos) debido a su actual abundancia, hace pocas décadas, cuando sus presas silvestres eran muy escasas, era el ganado su principal fuente de alimento, con el consiguiente deterioro de la economía y la calidad de vida de los pastores y sus familias. Hice esta fotografía en Ipargorta, municipio de Orozko.
En el número 16 de la revista "Gorbeiako Parke Naturala" el pastor Juantxu Astondoa contaba que llevaba 57 años trabajando de pastor. Cuando empezó había 41 pastores en el Macizo de Gorbeia y cada uno tenía un rebaño de 100-150 ovejas. Actualmente quedan 11 y debido a la elevada media de edad de los mismos y a la falta del necesario relevo generacional, pensaba que si dentro de 10 años quedaba alguno, la cosa no habría ido demasiado mal. También decía que hace 40 años 1 kilo de lana valía 100 pesetas y que ahora vale 7. Tomé esta fotografía entre los montes Gorbeiagane y Aldamin, municipio de Zeanuri.
Desde hace unos 250 años el pastoreo con ovejas en las montañas vascas ha sido una constante que ha modelado el paisaje. Los habitantes de las ciudades se sorprenden al oír a los botánicos decir que la vegetación potencial de las montañas, la que habría sino fuera por las actividades humanas, es el hayedo. Efectivamente, los pastizales donde pasta el ganado son de origen antrópico y los bosques han quedado relegados a pequeños retazos más o menos alterados por trasmoche, talas y entresacas. En las últimas décadas de la Dictadura, el famoso ICONA en colaboración con los ayuntamientos correspondientes plantó gran parte de los montes públicos de las montañas vascas con coníferas de ciclo medio y largo (pino albar, ciprés de Lawson y alerce japonés en el caso del Macizo de Gorbeia), generando un enfrentamiento entre pastores y guardas forestales que ha llegado hasta nuestros días. Hice esta fotografía cerca de las chabolas de Austegiarmin, municipio de Orozko.
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