Como tantos otros interesados por la cultura vasca, he vivido engañado. Varios premiados escritores y venerados sacerdotes nos contagiaron su espíritu romántico y durante muchos años hemos dado por buenos relatos que, efectivamente, estaban construidos sin fundamento histórico alguno. Afortunadamente, hay archivos donde se ha conservado documentación que solo en las últimas décadas algunos historiadores han estudiado y que les ha permitido obtener conclusiones irrebatibles. Uno de esos investigadores es el prolífico Álvaro Aragón Ruano, historiador de la Universidad del País Vasco. En el año 2021 publicó el artículo "Circulación de ganado y vías pecuarias en el País Vasco (español y francés) y Navarra durante la Edad Moderna" en el número 18 de la revista Iura Vasconiae.
Lo cierto es que esas construcciones románticas están tan interiorizadas que son muchos los que se toman su investigación y discusión como una ofensa o un ataque. Y claro, es que pensábamos que los vascos habían hecho queso de oveja en las chabolas de las sierras vascas desde el Neolítico y que, en sus ratos libres, habían construido dólmenes o crómlech y erigido menhires, y por las noches se habían entretenido contando sus encuentros casuales con lamias o con la misma Mari cruzando el cielo oscuro como un meteorito inmenso. Pues bien, nada de eso es cierto. Durante la Edad Media apenas había ganado ovino; la mayoría era vacuno y le seguía en importancia el porcino. Escribe Álvaro Aragón en ese artículo: "durante la Edad Media la principal cabaña en el área atlántica fue la de ganado vacuno, acompañada por las piaras de porcino, mientras que en el área pirenaica navarra y mediterránea predominó la cabaña ovicaprina, también acompañada por el ganado porcino...El ganado menudo no aparece documentalmente prácticamente hasta el siglo XIV, como ya han constatado otros autores."
No fue la leche de las ovejas para hacer queso "Idiazabal" ni la exquisita carne de cordero, sino los beneficios de la producción de lana lo que animó a las clases altas a iniciarse en la ganadería ovina. Escribe Álvaro Aragón: "a partir de comienzos del siglo XV el ganado menudo (ovino y caprino) ya parece concitar el interés de los Parientes Mayores y las clases altas; es decir, si hasta la fecha dicha cabaña ganadera estaba principalmente relacionada con los habitantes de las villas, con las clases medias y bajas, a partir de entonces también aparece en manos de la clases altas...parece que, a partir del siglo XIV -como sí se constata documentalmente en las vecinas Navarra, Aragón o Castilla, a consecuencia del abandono de las tierras de labor, derivado de la crisis demográfica, y su reconversión en tierras de pasto, gracias al incentivo de la demanda de lanas desde Flandes-, se pudo producir un aumento de la cabaña ovicaprina en los territorios costeros vascos."
Si la ganadería bovina provocaba daños a las plantaciones de robles, castaños y hayas, que suministraban las materias primas que requerían la construcción naval y las ferrerías, y que alcanzó una importancia económica mucho mayor que la ganadería y la agricultura, no sucedía lo mismo con las ovejas, que provocaban daños mucho menores, ya que los brinzales que se sacaban de los viveros tenían altura suficiente para que no los dañasen una vez trasplantados en el monte. Escribe Álvaro Aragón: "a partir de 1457, con las medidas adoptadas contra los bandos por Enrique IV, pero sobre todo de 1490, cuando los Reyes Católicos prohibieron los bandos urbanos y su presencia en los gobiernos concejiles,...esos grupos de poder fueron sustituidos por los "omes buenos", la mayoría de ellos, pertenecientes a las nuevas oligarquías,...les llevó a facilitar la expansión de la cabaña ovicaprina, teniendo además en cuenta los daños que el ganado vacuno ejercía sobre los bosques, esenciales para la construcción naval y la industria ferrona."
El aumento del ganado ovino fue tan rápido y desordenado que muchos concejos impusieron limitaciones al número de cabezas que podían subirse a los pastos de verano. Escribe Álvaro Aragón: "las ordenanzas de Yurre de 1561...prohibían que ningún vecino tuviera más de 55 ovejas y un carnero o 100 corderos antes del día de Quasimodo (28 de abril), es decir, justo en el momento de desplazarse a los pastos de verano...las ordenanzas de Laguardia de 1579 hablan claramente de la importancia del ganado ovino, por encima del resto, y establecen que ningún vecino pueda introducir en los pastos de la villa más de 350 cabezas."
Aunque en Flandes usaban lana de máxima calidad, como la de las ovejas de raza merina, en los telares del País Vasco francés usaban también lana de raza "latxa", lo que favoreció que aumentase el ganado ovino. Escribe Álvaro Aragón: "...la expansión de la industria textil francesa, que experimentó un empuje definitivo desde mediados del siglo XVII...-los telares de Olorón y Mauleón también importaron lana de oveja latxa desde Guipúzcoa, al menos desde la década de 1610-, provocó una inusitada expansión de la cabaña ovina..."
Si ahora nos parece normal que un rebaño de ovejas pase la mitad del año en los pastos de las montañas, a donde los pastores suben con sus todoterrenos desde sus casas, puedo decir que yo he conocido el tiempo en el que los rebaños se recogían al anochecer en los rediles y los pastores dormían en las majadas. Y en el pasado incluso no se podían mantener las ovejas en los pastos durante la noche y debían ser bajadas a los pueblos diariamente. El Fuero de Vizcaya establecía que el ganado debía ser pastoreado durante el día y recogido durante la noche. Las ovejas debían bajarse de los pastos a los pueblos, mientras que el ganado mayor podía permanecer en los pastos, donde debía ser custodiado por los pastores en corrales. Escribe Álvaro Aragón: "El Fuero Nuevo de Vizcaya de 1526, sensu stricto, desbarataba la posibilidad de una trashumancia media entre las sierras del interior y la costa -como ocurrirá también en Guipúzcoa y trataremos a continuación-, pues establecía el pasto de sol a sol."
"echar una vez al dia por la mañana á los montes, y exidos altos, y pastos acostumbrados, con guarda, é piertiga, que los guarde, y traya de Sol, á Sol...Y vueltos de noches, los tengan encorralados los Ganados menudos, asi como Cabra, Oveja, y Puercos, y tambien los Ganados mayores, si se baxaren de los tales exidos, y pastos, só pena, que el dueño de el tal Ganado mayor, assi como cavallar, y cabras, y otros Ganados mayores, paguen quatro maravedis, y mas el daño, solamente por lo de dia. Y si entrare de noche, pague el daño doblado con la dicha pena doblada."
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