El acebo (Ilex aquifolium), gorostia en euskera es propio de hayedos, marojales, bosques mixtos, quejigales frescos y, más raramente, encinares.
El acebo es un pequeño árbol que no suele superar los 9 metros de altura, fácilmente identificable por sus hojas rígidas, brillantes y espinosas, al menos las que están a la altura de los grandes herbívoros, ya que las hojas de las copas de los árboles pueden tener su borde entero. Es un árbol perennifolio que conserva sus hojas en pleno invierno, cuando la mayoría de los árboles autóctonos pierden sus hojas, con excepción del venenoso tejo (Taxus baccata) o de la encina (Quercus ilex subsp. ilex).
La corteza del acebo (gorosti en euskera) es lisa, en los primeros años es verdosa y se va volviendo progresivamente de color gris. Las hojas y ramas jóvenes se utilizan para hacer mate, una infusión con propiedades estimulantes, siendo especialmente apreciada Ilex paraguariensis en Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Brasil.
Son árboles dioicos, con ejemplares que generan flores masculinas y otros que las tienen femeninas. Tiene flores pequeñas, de hasta 9 mm de diámetro. En esta imagen un árbol con flores masculinas, fotografiado cerca del puerto de Barazar, municipio de Zeanuri (Bizkaia), el 25 de mayo de 2014.
Los frutos, de unos 10 mm de diámetro, son globosos, lisos, brillantes y de color rojo escarlata. Durante el invierno, cuando el alimento escasea, sirven de alimento a diversas especies de aves y mamíferos, incluyendo a la amenazada población de urogallo (Tetrao urogallus) de la Cordillera Cantábrica, en peligro de extinción. Fotografié estos frutos un 12 de enero.
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