4 de diciembre de 2015

Aureliano Letona: el guarda forestal asesinado en Orozko

El guarda forestal Aureliano Letona Urrutia murió cuando tenía 55 años como consecuencia de una brutal paliza que sufrió la noche del 5 de febrero de 1981 durante la celebración de Santa Águeda en el barrio de Ibarra, en el municipio de Orozko (Bizkaia). Quedó viuda Carmen López de Guereñu y huérfana la hija de ambos Yolanda. Inexplicablemente, en su día ningún periódico dio noticia de la aparición de su cadáver desnudo de cintura bajo abajo y lleno de contusiones en el río Altube a su paso por el municipio de Orozko. La Guardia Civil inició las investigaciones, pero sin resultados. El forense Ricardo Mar practicó la autopsia del asesinado y negó la posibilidad de que un accidente de carretera fuera la causa de la muerte. Nueve años más tarde, el suceso apareció en portada en octubre de 1990 en las revistas Interviú y Tiempo
Tras seis años de silencio, Mariano Urquijo confesó voluntariamente en la comisaría de la Ertzaintza de Durango su participación en la paliza que sufrió Aureliano Letona. El alcalde de Orozko, por entonces Antón Olaguenaga, reconoció el 31 de enero de 1991 en una entrevista de televisión que decidió que el ayuntamiento pagase los costes de la contratación de un abogado para defensa de los acusados, así como los de un psiquiatra. La viuda protestó por ello y el alcalde, por increíble que parezca, puso a disposición de la viuda los servicios del mismo abogado y psiquiatra.
El Tribunal reconoció como hechos probados que la víctima se encontraba en el bar "Larrea" de Ibarra cuando hacia las 2 de la madrugada del 5 de febrero de 1981 entró un grupo de hombres, de diversas profesiones (pastor, agricultor, jubilado, empleado de banca, obrero metalúrgico, psicólogo, transportista y comerciante). Le golpearon con una makila (bastón), le cortaron mechones de pelo con unas tijeras de esquilar, le quitaron la ropa de cintura para abajo, le golpearon con un leño encendido que sacaron de la cocina, le golpearon con un fuelle, con un atizador de hierro, principalmente en la cabeza y la cara, y finalmente, con un objeto sin identificar que le dejó gravemente herido. Más tarde, después de tomarse otras bebidas en el bar de la plaza de Ibarra, al comprobar que Aureliano Letona no se recuperaba de la paliza, algunos hombres lo subieron a un Land Rover para llevarlo al hospital de Cruces, pero en el recorrido por carretera, aún en Orozko, le dieron por muerto y finalmente lo arrojaron al río Altube en el barrio de La Cadena.
Por faltas de lesiones y un delito de imprudencia con resultado de muerte fueron condenados a un año de prisión menor Ángel Guerrero Iglesias, Juan Antonio Urraza Ibarreche, Julián Olabarria Lazcano, Antón García de Cortázar, Lorenzo Manzarbeitia Ozaeta, Joseba Arbaiza Olabarria y Leandro Ereño Respaldiza, y a 6 meses el confidente Mariano Urquijo Gómez. Ninguno ingresó en prisión. Si la condena hubiese sido por homicidio, la pena habría sido de entre 12 y 20 años de prisión con la legislación vigente en aquel momento. Sin embargo, el presidente del Tribunal que dictó sentencia dijo que "la única prueba procesal digna de tal nombre está constituida por la declaración de Mariano Urquijo efectuada en el acto de la vista", ya que tanto la Ertzaintza como el Juez de Instrucción Juan del Olmo habían realizado un trabajo pésimo. Varios de los condenados acudieron al programa presentado por el periodista Antxon Urrusolo "Rifi Rafe" de EITB el 14 de enero de 1993, donde quedó patente que no se arrepentían de nada.
Como dijo el Presidente del Tribunal que condenó a los procesados fue "como Fuente Ovejuna a la inversa". En la sentencia condenatoria dijo que "la clara situación de embriaguez de Aureliano Letona" fue el detonante de la paliza que sufrió, favorecido por el "ambiente festivo", el "entorno rural" y las "ingestas alcohólicas y la tosquedad de los sentimientos de todos los circundantes". Pero no creo que esos sean motivos suficientes para dar lugar a la brutal paliza que sufrió. Creo que para entender los sucesos es necesario conocer el contexto social en el que se produjeron, en particular la vida de los guardas del ICONA, Instituto para la Conservación de la Naturaleza, el organismo público que tenía las competencias en materia de aprovechamientos forestales, incendios, caza, pesca y similares, y que fueron transferidas a la comunidad autónoma del País Vasco tras la aprobación de su Estatuto de Autonomía el 18 de diciembre de 1979. El personal del ICONA fue transferido al SEFOCONA, el Servicio Forestal y de Conservación de la Naturaleza, lo que implicó un considerable aumento repentino del salario de los guardas forestales, por lo que es posible que la envidia fuera uno de los motivos, como dijo la viuda en una entrevista de televisión. Al parecer, la víctima acostumbraba a enseñar el sobre de dinero con el que se les pagaba por entonces a los guardas forestales el último viernes de cada mes. También era habitual que bebiera en exceso en aquel bar y, según el testimonio de la viuda, por dos veces llegó a casa con heridas, en una ocasión con varias costillas rotas. La viuda también dijo que le tenían "manía". Algo muy lógico, tratándose de un guarda forestal, funcionario cuyo objetivo es evitar y perseguir los aprovechamientos forestales, cinegéticos o piscícolas ilegales en la vecindad de los propios infractores. La película "Tasio", dirigida por Montxo Armendáriz en el año 1984, refleja bien aquella realidad, hoy bastante superada. En la actualidad muchos agentes forestales prefieren residir fuera de la zona en la que trabajan para evitar que sean vecinos las personas con las que se producen los inevitables enfrentamientos durante el desarrollo de su servicio. Aún todavía, agentes forestales que han trabajado o trabajamos en el municipio de Orozko hemos escuchado como amenaza la frase "aquí se mató a un guarda". El 30 de marzo de 2008 en el programa EITB "La caja negra" emitieron el estupendo reportaje titulado "El crimen de Orozko, crónica de una muerte anunciada".

3 comentarios:

Jesús María García dijo...

Hola compañero. Me ha parecido muy interesante este artículo, Felicidades.
Un abrazo desde la Rioja

Oscar Gadea dijo...

Leí esta historia hace muuuchos años en Interviú y me dejó una profunda huella. Gracias por haberla rescatado de nuevo para mi. Desgraciadamente sigue estando de actualidad, porque en muchas ocasiones el respeto por los guardias forestales y su labor brilla por su ausencia.

Oscar

Anónimo dijo...

Que vergüenza. Como estába está y estará la justicia... Que es ésto?